Julia Mª Dopico Vale
«Soñar….A única distancia real coa morte»
«Soño e Vértice» es el título de la nueva publicación de la poeta de Ombre -Pontedeume-,
Eva Veiga, consagrada como un clásico de nuestra literatura contemporánea, la niña que se inclinó hacia la literatura cuando contempló como una oruga se convertía en mariposa- así nace el arte- y que es sobradamente conocida por su trayectoria cultural a lo largo de los años, obteniendo numerosos premios de poesía entre los que se incluye este «
Soño e Vértice» con el que obtiene el «
XVIII Premio de Poesía Concello de Carral».

Una bellísima ilustración en la portada de
Alfonso Costa y la cuidada edición de «
Espiral Maior», que cumple ahora 25 años de existencia al frente de
Miguel Anxo Fernán Bello, otra voz poética de suma relevancia, que trata cada libro con esmerado amor, contribuyeron a la cuidada edición del libro presentado el viernes en «
Portas Ártabras».
Fernán Bello y la crítica literaria
Teresa Seara, con su profunda e inteligente exposición, acompañaron el acto de alumbramiento de este libro que reúne «
la necesaria alianza entre emoción e inteligencia», pronunciándose la poeta “
como el agua, en el manantial de la afluencia primera, siguiendo las palabras que laten al ritmo del corazón, donde está lo recóndito y una belleza permanente que nos sacia, siguiendo la vida en su viaje a un silencio percutido».
Eva Veiga afirmaba que compartir la poesía es un regalo, porque en ella se produce el contacto de dos almas que se comunican y eso es lo que ocurre precisamente al leer sus poemas: Una fusión de pensamiento que transcurre en comunión con su expresión y su palabra, despojada de lo impreciso para pronunciarse en su verdadera esencia y espiritualidad. Música en el libro latiendo en cada verso, también de manera concreta en el poema dedicado a
The Golgberg variations de
Glenn Guould:
«os teus dedos rompen paredes/abren á luz…» y en el recital poético-musical con el que finalizó la presentación con el
«Grupo Ouriol», integrado por los intérpretes
Fito Ares y
Bernardo Martínez, fundidos en la expresión poética de los versos declamados por Eva, con todo su poder gestual, con el del silencio, con el de la voz serena y con su palabra.